Él repitió en voz alta “una
querencia de cornisa cayendo de las axilas a la cintura” y se le hizo presente
el cuerpo de su amada. Dejó el libro. La deseaba. Tomó el móvil y la llamó. Al
otro lado del teléfono contestó una voz aguda. Ella le contó que estaba a punto
de iniciar una sesión y que no podría
hablar mucho tiempo.
Él imaginó el cuerpo de su
compañera. Era fisioterapeuta. Trabajaba en una piscina de la localidad. Ella cada
día se entusiasmaba con los progresos,
mínimos para los profanos, de quienes
compartían el recinto deportivo y el
eficaz hacer de sus manos.
Él dejó de imaginar. De regreso al redil de la templanza, le dijo que había
sentido un impulso inevitable de escuchar su voz. Ella guardó silencio mientras
sonreía, más allá de las ondas.
Él finalizó la llamada. Hoy se encontrarían a mitad de la tarde y pasearían
sin prisas hasta la playa de la ciudad desde donde contemplarían la puesta de
sol, enredados en un silencio cómplice. La palabra y el sexo llegarían después,
tras el retorno al hogar.
Él terminó un café deliciosamente amargo y se dirigió al trabajo sintiéndose
funambulista en busca de voladizo descendente. El cuerpo de su mujer era una de
las razones por la que amaba la vida. Cuando la conoció albergó el secreto anhelo de convertirlo en
su morada permanente. Con el paso del tiempo la urgencia devino en sosiego que
trocó el deseo en mullida y placentera residencia.
Él llegó al edificio donde le esperaba un repertorio de
obligaciones que le tendrían ocupado las horas siguientes. Antes de entrar en
el ascensor, volvió a pensar en ella; esta vez se la imaginó sentada en el borde de la piscina mientras alentaba
a quienes, dolientes, entrenaban para
obtener su anónimo trofeo: volver a disponer de un cuerpo en condiciones,
retardar lo más posible el deterioro
óseo o muscular, ó tal vez, ambos. Sus
logros serían celebrados por ella con un alegre movimiento de sus” tres o
cuatro cinturas sobrenadando el vientre” como diría Kurt K .Y con esa hermosa
imagen de su rolliza mujer, inició la jornada laboral.. Buena
semana
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