Ella miró el firmamento. Lucía una luna gibosa creciente Tenía forma cóncava, por ambos lados, en su parte luminosa. Inusualmente no había viento en esa playa referente para el surf y sus variantes.
Ella mojó los pies en el agua fresca que a ratos y de forma efímera se volvía invisible dependiendo de la ruta de las nubes. Tomó aire y respiró. A pesar del bullicio exterior se hizo un silencio en su interior y con la palabra pensada a modo de cincel grabó en su corazón en letras grandes, sin ornamento, RESPIRO, AGRADEZCO Y CONSTRUYO UNA VIDA SERENA, EFICAZ Y ALEGRE.
Ella retrocedió unos pasos y se sentó en la playa de adoquines irregulares. Era un lecho pedregoso pero lecho al fin y al cabo. A su izquierda varias personas de diferentes edades, a la luz de la linterna de un móvil escribían, como si de silenciosos copistas medievales se tratara, en unos pequeños papeles; una vez concluida la tarea doblaban meticulosamente las cuartillas para finalmente irlas depositando en una mitad hueca de coco trocada en pira que pronto comenzó a arder como pequeña hoguera tropical. Pasaron minutos hasta que la grafía se volvió ceniza, polvo gris como los vocablos que la gestaron. Después, el residuo grisáceo fue a dar a la mar “que es el morir” y con él se disolvía el sufrir. Empezó el espectáculo pirotécnico acuático. Luces de distintos colores brillaron fugaces. La esperanza olió a pólvora pacifista. El entusiasmo parió futuro.
Ella disfrutó de aquella noche mágica, aquella Noche de San Juan ,en una playa referente mundial para la práctica del surf y sus variantes que, inusualmente, estaba en calma. Buena semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario