domingo, 11 de noviembre de 2018

N 63 UN, DOS, TRES…ATRACO.



Ella, niña, jugaba, entremezclada con más gente menuda en el parque infantil. Y jugar era correr, gritar, sudar, saltar y vuelta a empezar.
Ella, joven, trabajaba  pasando inadvertida en medio de la vorágine de los años .Y trabajar era ser eficaz, doble jornada, techo de cristal y vuelta a empezar.
Ella, mayor, disfrutaba  invisible para el etiquetaje social. Y disfrutar era hacer, deshacer, hablar, callar, pensar, sentir y vuelta a empezar.   
Ella, con el correr de los años, comprendió que el secreto de la felicidad estaba en la misma felicidad: que el goce de la luz del sol, de la presencia de los demás y de la maravilla de la0 respiración no requería de largo viaje pues se podía estar en contacto con todas esas cosas en cada momento del día. Por eso, al despuntar el alba o al asomarse el crepúsculo,  se convirtió en atracadora  del tiempo, obteniendo un sustancioso botín. Y atracar era sonreír, sonreírse, transformar, transformarse, manifestar, manifestarse.Buena semana.


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