Él removió el vaso ancho donde un cardhu a golpe de sabor a barrica tostada en tierras lejanas, refrendaba la categoría anunciada en la etiqueta como Gold Reserve.
Él había renunciado a tener grandes expectativas .Procuraba ir momento a momento. Así, se había preparado un whisky escocés, cuyo origen se remontaba a 1881 gracias al hacer de Helen Cumming, la primera mujer del mundo a la cabeza de una destilería de whisky; según contaba el anecdotario, destacó además por avisar a la vecindad de la visita de inspecciones no deseadas, levantando una bandera. Razones ambas por las que en las botellas de esta bebida, se ha estampado una figura femenina enarbolando dicho emblema.
Él cultivó la paciencia esperando que el hielo se derritiera en un mar dorado que no era ni dulce ni salado pero que le trasladaba a un espacio sin lugar desde el que la vida se resolvía de tal manera que no requería de erudición académica , ni de palabra dicha o escrita para ser sentida.
Él se reservaba, de vez en vez, momentos de intimidad compartida con su pareja, que si bien prefería un buen vino blanco, claudicaba feliz ante el preludio erótico bañado en jugo de malta.
Él anticipaba el goce, paladando la espera, mientras el hielo era ya un recuerdo helado en aquel vaso ancho en el que ambos no ahogarían penas sino que reflotarían placeres que incluían más de un margulleo y entradas a zonas abisales. Buena semana.
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