Él necesitaba modelar,
crear con las manos. Pasaba muchas horas en el taller, la habitación que otrora
fuera un espacioso garaje y que ahora semejaba un alegre paritorio de la
imaginación.
Él descubrió, tiempo ha,
que no le bastaba el largo y el ancho de la vida. Buscó y halló la profundidad.
Y desde entonces, talla el espacio, dentro y fuera de su laboratorio creativo. Y desde entonces, esculpe el tiempo en un
cincelar presente y continuo. Y desde entonces, da forma a la vida con su
pensar, su hacer y su sentir.
Él se construyó, generoso
para sí y para el mundo.
Él se volvió arte. Buena
semana.
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