domingo, 13 de enero de 2019

Nº 72.ESAS PEQUEÑAS COSAS.


Él era un hombre de su época. Tenía trabajo fijo en unas circunstancias en las que, a nivel laboral, lo único fijo era lo temporal. Tenía salud que, como se recordaba cada 22 de diciembre, tras el sorteo de la lotería, era el mayor tesoro. Tenía familia que le permitía integrarse socialmente dentro de la oficialidad.
Él era un hombre progresista. Sus ideas políticas apostaban, en teoría y a nivel público, por la libertad, la igualdad y la solidaridad.
Él había recibido una buena educación. Adquirió habilidades y destrezas necesarias para ser un profesional cualificado y por tanto tener éxito social.
Él tenía una posición económica desahogada. Si bien no nadaba en la abundancia, no margullaba en las aguas de la miseria ni flotaba en el umbral de la pobreza.
Él, no obstante, participaba en whatssapp exclusivamente masculinos donde, la mujeres, salvo las suyas que quedaban a salvo (madre, hermanas, hijas…y demás escogidas e indultadas) eran objetos de comentarios que, en broma ¡claro está!, las denigraban reduciéndolas a la cosificación. Eran esas pequeñas cosas de hombres.
Él, sin embargo participaba de palabra y , a veces, de obra, en acciones contra las aberraciones de manadas siniestras.
Él, no era consciente de que, un vocablo humillante revestido de comentario chistoso, un jaja, un emoticono o el silencio consciente ante un vocablo humillante revestido de comentario chistoso, un jaja o un emoticono ajenos, eran otras maneras también tétricas de pertenecer a un espeluznante rebaño.
Él, en estas ocasiones, desconocía el sufrimiento que producía.
Él tenía esas pequeñas cosas. Era un hombre de su época, 2019. Buena semana.


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