Él se despidió.
Él dejó como herencia sólidas palabras de amor, justicia y
solidaridad.
Él hizo posible, con su maestría, que la Historia fuera contada desde el
corazón.
Él, para muchas personas conocidas y muchas más,
anónimas, fue un ser de crucial
importancia, más allá del renombre y reconocimiento público.
Él puso la letra al servicio del compromiso con
la humanidad.
Él enseñó que otro mundo mejor es posible.
Él se marchó con la gratitud como sudario.
Él, Antonio Lozano, descansó en paz
Buena
semana.
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