domingo, 14 de julio de 2019

Nº 100 ENCAUZAR EL DESATINO

Bolanle, en su madurez, se tenía por una persona racional. La cordura era el faro de sus acciones. Cada palabra salida de su boca era producto de una lenta maceración mental. Este rumiar dialéctico constituía el adarve perfecto desde el que enfrentarse al mundo. Se acercaba a una prudente distancia donde la vida se traducía en una descripción certera y pausada de los acontecimientos. No siempre acaeció así.
En su infancia la vida le mostró las innumerables cabezas de la hidra del caos. Durante mucho tiempo se empeñó en decapitar toda sesera de inteligencia distraída que la envolvía, furibunda, lanzándola de aquí para allá. Como respuesta al ataque por doquier, desarrolló una fuerza descomunal favorecida por su constitución atlética. La existencia de Bolanle , desde pequeñita, fue una continua defensa.
En su adolescencia el azar rodó hasta que tropezó con su silueta y Bolanle empezó a juntar acción con lógica y descansó al poder nombrar lo que ocurría.; al comprender el porqué y el para qué de cuanto le rodeaba; al reconocerse en letras que ponían orden en un entorno desértico.
Bolanle formó parte del 19´1% de la tasa de alfabetización de su amada tierra sin litoral .Y con el aprendizaje encauzó el desatino externo e interno que le hacía zozobrar. Bolanle, desde entonces, contempla cada error pasado como la simiente del acierto presente. Bolanle razona, es dueña de su vida. Enseña lo aprendido. Y así abre puertas al porvenir. Buena semana.



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